Conjuntivitis vírica: tratamiento y recomendaciones
Es común que con la llegada del otoño y el invierno suframos catarros, gripes y otro tipo de enfermedades respiratorias causadas por virus. De hecho, son las estaciones del año en que las consultas de los médicos suelen estar llenas todo el día.
Sin embargo, esta aparición de virus no sólo afecta a las vías respiratorias, sino también a nuestra salud visual, concretamente a nuestros ojos.
Por ejemplo, los últimos meses del año son los que registran mayores índices de lo que se conoce como conjuntivitis vírica, es decir, aquella anomalía de tipo infeccioso que afecta a nuestros ojos (en concreto provoca una inflamación de la conjuntiva, una membrana que recubre la cara posterior de los párpados y la córnea) y que generalmente está asociada a la llegada de la estación fría del año, dejando en algunos casos fuertes secuelas.
Por otro lado, durante el otoño la conjuntivitis también puede aparecer como consecuencia del moho y la humedad, que se ven potenciadas por el aumento de las lluvias tan característico de esta estación.
¿Cuál es el tratamiento ideal para frenar la conjuntivitis vírica?
Irritación, lagrimeo, secreción del ojo amarillenta o blanca, enrojecimiento (como sangre en el ojo), picazón, sensación de cuerpo extraño y una mayor sensibilidad a la luz son algunos de los síntomas de la conjuntivitis vírica. Además, también puede existir una relación entre la conjuntivitis vírica y la visión borrosa.
Las molestias en los ojos, que se asemejan a un llanto constante y más espeso de lo normal, suelen durar entre 7 y 15 días. Es decir, estamos hablando de una enfermedad cuyos síntomas desaparecen en unas 2 ó 3 semanas y ante los cuales es necesario que sigamos el tratamiento que nos ordene nuestro oculista.
¿En qué consiste dicho tratamiento para la conjuntivitis vírica? ¿Es igual o menos molesto que los síntomas oculares de la propia enfermedad? Presta atención al siguiente apartado y resuelve todas tus dudas sobre cómo tratar la conjuntivitis vírica o conjuntivitis viral:
- La conjuntivitis vírica no suele ser agresiva. De hecho, en la mayoría de los casos sus síntomas desaparecen por sí solos.
- Cuando es más fuerte y los síntomas persisten o cuando se padece la conjuntivitis con cierta frecuencia, lo primero que tiene que hacer el paciente es acudir a su oftalmólogo para definir el tratamiento a seguir, que dependerá del tipo de conjuntivitis que padezca. Lo más habitual es que el especialista en oftalmología recete lágrimas artificiales o de solución salina. Sin embargo, es importante que el especialista defina qué tipo de lágrimas, pues no todas son adecuadas para los tipos de conjuntivitis que existen (conjuntivitis bacteriana, conjuntivitis alérgica…).
- Los colirios antibióticos o de limpieza ocular (suero fisiológico) son los que más se recetan en la primera fase de la enfermedad, más que nada para limpiar los ojos y los párpados y evitar la propagación del virus que la causa u otras complicaciones.
- Ahora bien, si se trata de una conjuntivitis vírica causada por herpes, cualquier diagnóstico debe ser realizado por el especialista Esta es la más grave de todas las conjuntivitis víricas.
Conjuntivitis vírica: recomendaciones para evitar el contagio
Si por algo se caracteriza la conjuntivitis vírica es por la facilidad con que se contagia; basta con el solo hecho de tocar una superficie u objeto con restos de mucosa y luego pasar la mano por los ojos para que se transmita.
Ante ello, conviene recordar algunas recomendaciones para evitar su propagación tanto dentro de casa como en otros lugares donde interactuemos a menudo, como el trabajo. Veamos:
- No dejes tus gafas a otra persona. Los virus son especialistas en acoplarse a este tipo de superficies y luego trasladarse a tus ojos.
- Si usas lentes de contacto, procura no ponértelas mientras tengas síntomas de conjuntivitis. Utiliza tus gafas.
- No compartas toallas, sábanas ni, en lo posible, ropa. Es decir, todas aquellas prendas que entren en contacto directo con tus ojos tienen que permanecer contigo durante el tiempo que dure la enfermedad. Una vez los síntomas se hayan ido, no olvides lavarlas bien.
- Lávate las manos frecuentemente con agua tibia y jabón, sobre todo si vives con alguien y compartes un mismo espacio. Además de lavarse las manos con frecuencia, el paciente debe evitar tocarse los ojos.
- A la hora de retirar la secreción propia de esta enfermedad, hazlo con las manos bien lavadas y no reutilices ni el pañuelo ni la toallita con la que lo hayas hecho. Tíralas tras la limpieza y lávate las manos.
Las medidas de protección en verano
El verano es una estación propicia para contraer conjuntivitis víricas , debido a que pasamos más tiempo en lugares concurridos, como la playa o la piscina. Para evitar el contagio, debemos seguir las siguientes recomendaciones:
- Usar gafas protectoras tanto en la playa como la piscina para nadar y bucear y, sobre todo, no compartirlas.
- Ducharse siempre que se salga del agua.
- Usar siempre toallas limpias y no compartirlas.
- Utilizar gafas de sol cuando se está fuera del agua con el fin de proteger nuestros ojos de los rayos UV, la arena y otras partículas.
- Si somos usuarios de lentes de contacto, no usarlas nunca dentro del agua en la playa o la piscina. El problema es que en estas circunstancias se incrementa la posibilidad de que se desarrollen bacterias en las lentillas, lo que además de conjuntivitis, puede provocar infecciones más graves, como la queratitis. Esta patología es difícil de tratar y causa dolor ocular y hasta disminución de la agudeza visual.
Por lo general, los síntomas de la conjuntivitis vírica o bacteriana no son importantes y suelen desaparecer en una o, como mucho, dos semanas. Tampoco suele ser contagiosa a partir de las 24 horas tras haberse iniciado el tratamiento.