Quiste hemorrágico ovárico folicular neonatal
La laparotomía reveló torsión anexial derecha, un ovario y trompa de falopio derecha infartados y un quiste ovárico hemorrágico grande.
Los quistes ováricos que ocurren en fetos y niñas recién nacidas son de cuatro tipos diferentes:1 (a) quistes benignos de origen epitelial de Graaf. Estos son los más comunes, que comprenden el 97% de los cisternas ováricas fetonneonatales 2 e incluyen quistes simples, quistes del cuerpo lúteo y cistadenomas, b) tumores de células de granulosa, c) teratoma quístico benigno y d) mesonefroma. Los folículos ováricos de graaf comienzan a aparecer en el cuarto mes de gestación y aumentan de tamaño y número después de eso. La etiología del quiste ovárico simple en el neonato no es segura. Sin embargo, presumiblemente representa una foliculogénesis desordenada, quizás complicada por niveles hormonales anormales, especialmente gonadotropina coriónica humana excesiva.1, 3 Se ha notificado una asociación entre niveles elevados de gonadotropina coriónica humana y un ligero aumento de la incidencia de quistes ováricos en lactantes de madres diabéticas.
Muchos quistes ováricos ahora se detectan en las ecografías prenatales. Se han encontrado en fetos desde las 19 semanas de gestación. Estos quistes han variado en tamaño de 2,5 a 10 cm de diámetro mayor4,aunque el máximo reportado fue de 20 cm de diámetro máximo.5 quistes de tamaños entre 10 y 20 cm de diámetro máximo pueden ser una indicación para la cesárea electiva para evitar la ruptura quística durante el parto. Sin embargo, esto rara vez ocurre y la cesárea es principalmente una consideración teórica.2
Las complicaciones de los quistes ováricos incluyen torsión, infarto, hemoperitoneo, ruptura de quistes, obstrucción intestinal, encarcelamiento en hernia inguinal, polihidramnios, distocia y muerte por shock debido a ruptura.6, 7 Hay cuatro aspectos ecográficos de quistes foliculares ováricos fetononatales: 4 (a) completamente quísticos, (b) quísticos con nivel de líquido residual, (c) quiste organizador, que puede aparecer sólido ecográficamente y (d) quiste con septaciones. Las lesiones enteramente quísticas no han sufrido torsión y suelen tener menos de 5 cm de diámetro máximo. Las lesiones quísticas con nivel de líquido residual indican la presencia de productos sanguíneos líquidos dentro del quiste. Estos quistes han sufrido torsión e incluyen quistes tan pequeños como 2 cm de diámetro máximo, pero más comúnmente quistes de más de 5 cm de diámetro máximo. Las lesiones de apariencia sólida contienen coágulos organizativos. Las lesiones multiloculares contienen hemoderivados coagulados e involucionados. Las tres últimas apariciones ecográficas están asociadas a la torsión anexial, que es la complicación más común. La ruptura del quiste puede estar asociada con la presencia de ascitis hemorrágica.8
Muchos quistes involucionan postnatal, a medida que disminuyen los niveles de gonadotropina coriónica humana. El tratamiento conservador se considera adecuado para quistes simples llenos de líquido de menos de 5 cm de diámetro máximo. Estos quistes foliculares simples más pequeños con frecuencia involucionan. Los quistes seguidos ecográficamente generalmente involucionan, es decir, ya no se visualizan ecográficamente entre 2 semanas y 6 meses después del parto.2 Quistes simples de más de 5 cm de diámetro máximo están en riesgo de torsión. El riesgo de torsión está entre el 50 y el 78%.2 Varios autores han recomendado la aspiración de quistes bajo guía ecográfica para confirmar el origen ovárico por niveles hormonales y reducir el riesgo de torsión.9, 10 quistes foliculares están asociados con niveles hormonales elevados, especialmente estradiol, que puede elevarse 20 veces sobre los niveles en sangre del cordón umbilical.1 Los quistes complicados se tratan mediante cirugía y casi siempre resultan en ooforectomía y resección anexial, como en el paciente que se ve aquí. La probabilidad de salvar el ovario es muy menor.2 Algunos autores han recomendado tratar todos los quistes ováricos, independientemente de su tamaño y apariencia, mediante drenaje percutáneo bajo guía ecográfica, lo que permite la preservación del tejido ovárico.11
El diagnóstico diferencial ecográfico de quistes ováricos incluye quistes de duplicación intestinal, quistes mesentéricos, linfangiomas y seudoquistes de meconio.2 La RMN se ha utilizado tanto en la evaluación prenatal como postnatal de masas abdominales, incluidos los quistes ováricos. Hay algunas pruebas de que la resonancia magnética puede detectar con mayor precisión quistes ováricos complicados que la ecografía.12