Revista Internacional de Medicina Física y Rehabilitación

Las fracturas por esfuerzo se definen como la falla mecánica del hueso debido a una carga repetitiva, que excede su resistencia estructural. El fallo puede ocurrir en un hueso normal expuesto a estrés anormal (fracturas por fatiga) o en un hueso anormal que no puede compensar la carga de estrés normal (fracturas por insuficiencia). Las fracturas por estrés causadas por actividades deportivas representan predominantemente el tipo de fatiga y se localizan casi exclusivamente en la extremidad inferior.5 Mujeres son 3.5 veces más probabilidades de sufrir una fractura por estrés que los hombres y son más propensos a sufrir fracturas por estrés femoral.6 En la etiología de las fracturas por estrés se han implicado factores de riesgo intrínsecos y extrínsecos. Los factores intrínsecos incluyen biomecánica (mal alineación, anormalidad de la marcha, desequilibrio muscular y diámetro de tibia pequeño) y problemas bioquímicos (desequilibrio hormonal, baja densidad mineral ósea, enfermedad ósea y déficits nutricionales). Los factores extrínsecos incluyen errores de entrenamiento (uso excesivo, falta de entrenamiento cruzado, falta de acondicionamiento, aumentos repentinos en la intensidad y la duración del entrenamiento, técnica deficiente), desafíos ambientales (superficie de entrenamiento no absorbente, pista con bancos) y equipo inadecuado (calzado inadecuado, uso prolongado de calzado, equipo de entrenamiento no específico para el género).7,8 Los pacientes con fractura por esfuerzo de cuello femoral suelen presentar dolor en la ingle anterior e incapacidad para soportar peso. La sensibilidad a la palpación no es común, pero el dolor con extremos de rotación interna y externa puede provocar cierta incomodidad.9 otros síntomas, como una marcha antálgica y un rango de movimiento limitado, también se reportan comúnmente y el acortamiento de las extremidades inferiores se encuentra típicamente en fracturas desplazadas.5 Las primeras radiografías de cadera no pudieron identificar fracturas por estrés en el 30-70% de los casos. La evidencia radiológica de fracturas solo se puede ver cuando aproximadamente el 40% de la estructura ósea está alterada y los cambios óseos se hacen visibles hasta 2-3 semanas después de la aparición de los síntomas.5 La resonancia magnética puede estar justificada si los síntomas no mejoran y muestran edema óseo (generalmente en el lado de compresión del cuello femoral), y también puede estar presente una línea de fractura.9 La gammagrafía ósea también se puede usar, pero la resonancia magnética es más sensible que la gammagrafía ósea de dos fases y debe usarse como el estándar de oro para detectar lesiones óseas por estrés.10

En conclusión, se deben solicitar radiografías simples en pacientes que se quejan de dolor en la cadera o en la ingle después de un ejercicio intenso durante el examen inicial. En el caso de que el dolor no mejore o no se resuelva después de una semana de AINES y reposo, se debe realizar una resonancia magnética para excluir las fracturas por esfuerzo de cuello femoral en esos casos.



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