Síntomas de ATIVAN (lorazepam) Y Tratamiento de la sobredosis

En la experiencia postcomercialización, se ha producido una sobredosis de lorazepam predominantemente en combinación con alcohol y/u otras drogas.

Síntomas: Con las benzodiazepinas, incluido el lorazepam, los síntomas de sobredosis leve incluyen somnolencia, confusión mental y letargo. En sobredosis más graves, los síntomas pueden incluir ataxia, hipotonía, hipotensión, hipnosis, coma en estadios I a III y, muy raramente, muerte. Los síntomas pueden variar en gravedad e incluyen, además de lo anterior, disartria, reacciones paradójicas, depresión del SNC, depresión respiratoria y depresión cardiovascular.

Tratamiento: En caso de sobredosis oral, si no se han producido vómitos espontáneos y el paciente está completamente despierto, se puede inducir la emesis con jarabe de ipecacuana de 20 a 30 ml (cuando exista riesgo de aspiración, no se recomienda la inducción de la emesis). Se debe realizar un lavado gástrico lo antes posible y se deben introducir y dejar en el estómago entre 50 y 100 g de carbón activado.

el Lorazepam es poco dializable. El glucurónido de lorazepam, el metabolito inactivo, puede ser altamente dializable.

Se debe instaurar una terapia de soporte general según esté indicado. Los signos vitales y el equilibrio de líquidos deben monitorizarse cuidadosamente. Se debe mantener una vía aérea adecuada y utilizar respiración asistida según sea necesario. Con riñones que funcionan normalmente, la diuresis forzada con líquidos y electrolitos intravenosos puede acelerar la eliminación de las benzodiacepinas del cuerpo. Además, los diuréticos osmóticos, como el manitol, pueden ser eficaces como medidas complementarias. En situaciones más críticas, puede estar indicada la diálisis renal y las transfusiones de sangre de intercambio. Los informes publicados indican que la perfusión intravenosa de 0,5 a 4 mg de fisostigmina a una velocidad de 1 mg/minuto puede revertir los síntomas y signos que sugieren una sobredosis anticolinérgica central (confusión, alteración de la memoria, alteraciones visuales, alucinaciones, delirio); sin embargo, se deben sopesar los riesgos asociados con el uso de fisostigmina (es decir, inducción de convulsiones) frente a su posible beneficio clínico.

El antagonista de las benzodiazepinas flumazenil puede utilizarse en pacientes hospitalizados como complemento, no como sustituto, del tratamiento adecuado de la sobredosis de benzodiazepinas. El médico debe ser consciente del riesgo de crisis convulsivas en asociación con el tratamiento con flumazenilo, en particular en consumidores de benzodiazepinas a largo plazo y en sobredosis de antidepresivos cíclicos.



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