Síntomas de taquicardia: qué hacer y cuándo ir al médico

El corazón no se nota. Hace su trabajo en relativo silencio hasta que un día se desboca y lo hace de forma brusca. Si tu corazón late más rápido de lo normal en reposo, no le hagas oídos sordos. Podría tratarse de una enfermedad cardiovascular u otra dolencia grave.

Qué es una taquicardia

La taquicardia es el aumento de la frecuencia cardíaca, que provoca un ritmo del corazón más rápido de lo normal. En un adulto en reposo se da cuando el corazón se contrae más de 100 veces por minuto. En una taquicardia, el corazón puede llegar a latir hasta 400 veces por minuto.

Cómo reconocer una taquicardia: síntomas

Cuando el ritmo cardíaco es muy elevado, el corazón no puede bombear eficazmente la sangre oxigenada hacia la totalidad del cuerpo, por lo que se pueden producir otros síntomas como los siguientes:

  1. Palpitaciones (el más frecuente).
  2. Dificultad respiratoria (disnea), con sensación de falta de aire.
  3. Mareo y vértigo.
  4. Debilidad, sensación de cansancio anormal y sin causa justificada.
  5. Dolor o temblor en el pecho.
  6. Desmayo (síncope).

¿Cuáles son las causas de la taquicardia?

El corazón se compone de cuatro cámaras que funcionan de manera coordinada para recoger y bombear sangre y nutrientes al resto del cuerpo. El ciclo de contracción (sístole) y relajación (diástole) se repite en cada latido a razón de 60 a 100 veces por minuto, conformando el ritmo cardíaco normal. Una estructura llamada nodo sinusal controla el ritmo adecuado a modo de marcapasos natural y es capaz de acelerar o enlentecer la contracción cardíaca, causando taquicardia (ritmo rápido) o bradicardia (ritmo lento).

Hay muchas razones que pueden provocar una taquicardia. Desde una emoción fuerte hasta un episodio de fiebre, pasando por realizar un esfuerzo físico, haber tomado un exceso de café o tóxicos como el alcohol, o alguna dolencia asociada.

¿Taquicardia y arritmia es lo mismo?

Una arritmia es cualquier alteración del ritmo del corazón. El corazón puede latir demasiado rápido, que es a lo que llamamos taquicardia; demasiado lento, es decir, una bradicardia; o puede latir de manera irregular. Para ayudar a detectar alguna anomalía de este tipo puede resultar útil revisar el pulso de vez en cuando. La arritmia puede ser algo benigno o ser síntoma de un problema cardíaco.

  • Cómo distinguirla de las palpitaciones. Lo que la mayoría de nosotros conocemos como palpitaciones –y a lo que los médicos llaman extrasístoles– son ligeras alteraciones del ritmo cardíaco, muy comunes, y que no representan una amenaza para la salud. Son sensaciones de latidos cardíacos que se perciben como pulsaciones fuertes e imprevistas («a destiempo”), como un «vuelco en el corazón”. Generalmente, se nota esa sensación molesta en la región del corazón, el cuello o el estómago. A veces se puede sentir que varios latidos «desaparecen” o se detiene el ritmo un momento para continuar justo después.

¿Qué hacer ante una taquicardia?

Deberías intentar tranquilizarte. Hay muchas situaciones de la vida diaria que pueden causar taquicardia. Si nos atemorizamos podemos generar ansiedad y miedo, que a su vez agravarán la taquicardia.

¿Cuándo ir al médico?

Deberías acudir al médico si la taquicardia persiste y no conoces su origen, porque es conveniente determinar la posible causa. Es importante especialmente acudir a urgencias de tu centro de salud más cercano en el caso de que la taquicardia se acompañe de mareos, desmayo, dolor en el pecho o falta de aire, porque podrías necesitar tratamiento.

¿Qué puede esconder una taquicardia?

  • Enfermedades del corazón. Infartos o angina, miocardiopatías, insuficiencia cardíaca (bombeo del corazón deficiente), alteraciones del sistema de conducción del impulso eléctrico cardíaco (arritmias), enfermedades de las válvulas cardíacas (valvulopatías), defectos cardíacos congénitos (comunicación interauricular o interventricular, ductus, Fallot…).
  • Otras enfermedades importantes. Anemia, hipertiroidismo, hipertensión arterial, tromboembolismo pulmonar (TEP), feocromocitoma, alteraciones hidroelectrolíticas, infecciones, enfermedades pulmonares.

¿Cómo saber si la taquicardia puede deberse a un infarto?

Además de la alteración del ritmo cardiaco, estos siete síntomas te pueden ayudar a reconocer un infarto, síntomas que en nosotras, las mujeres, no son iguales que en los hombres.

  1. Dolor punzante en pecho y brazo. Dura un rato o va y viene. Puedes tener diversas sensaciones, desde dolor como tal a una presión incómoda, o una sensación de estar muy llena.
  2. Dolor agudo en el cuello, espalda y mandíbula. Puede ser un dolor agudo o un cierto malestar o cansancio –notas como si te pesara– en uno o ambos brazos, espalda, hombros, cuello, mandíbula o parte alta del estómago.
  3. Náuseas o vómitos inexplicables. Las mujeres somos dos veces más propensas que los hombres a sufrir náuseas, vómitos o indigestión cuando tenemos un infarto.
  4. Falta de aire. A veces es el único síntoma del infarto. Puede presentarse de golpe y comenzar antes o al mismo tiempo que el dolor en el pecho.
  5. Sudor frío. Se presenta de modo repentino pero es completamente diferente al de la menopausia.
  6. Cansancio inusual. Más de la mitad de las mujeres que sufren un infarto experimentan cansancio muscular o debilidad que no están relacionados con el ejercicio u otro tipo de actividad.
  7. Aturdimiento injustificado. Los infartos no suelen hacer que el afectado se desmaye de inmediato. Antes de eso suele sentirse aturdimiento o mareo.

Si tienes dudas, no esperes y ve a urgencias.

Tipos de taquicardia

El origen de la taquicardia puede estar en las cámaras altas del corazón, llamadas aurículas (taquicardia auricular) o en las cámaras bajas, ventrículos (taquicardia ventricular). Para su clasificación es imprescindible un electrocardiograma.

  • Supraventriculares. En las aurículas o entre la aurícula y ventrículo.
  • Taquicardia sinusal. Es un ritmo cardíaco de características normales (regular, bien conducido), pero con más frecuencia (más rápido). Es la más frecuente, y es fisiológica (o sea, que es normal). Generalmente, no precisa tratamiento excepto controlar o eliminar la causa.
  • Contracciones auriculares prematuras (Extrasístoles auriculares). Se origina un impulso eléctrico en algún lugar de la aurícula que se adelanta al producido por el nodo sinusal. Se perciben como un «latido adelantado”, o como una pausa seguida de un latido más fuerte en el pecho o la zona de la garganta, aunque es habitual que no provoquen síntomas y se detecten durante la auscultación o el electrocardiograma rutinario. Suele presentarse en personas sanas, aunque a veces puede estar causado por alguna enfermedad. Si aparece en corazones sanos no se suele tratar a menos que sea molesto para la persona, en cuyo caso se puede usar medicación (betabloqueantes). Se diferencian del resto de alteraciones porque son aislados, no es un ritmo sostenido.
  • Taquicardia auricular. Suele ser persistente, de larga duración y difícil de eliminar. Está causada por infecciones como bronquitis o por alteraciones del tiroides. Se suelen tratar con fármacos que ayudan tanto a controlarlas como a que se toleren mejor.
  • Fibrilación auricular. Es la arritmia sostenida más frecuente, especialmente en personas mayores o con cardiopatías, pero puede darse también en jóvenes con corazones normales. Es un ritmo rápido y totalmente irregular, que se produce por actividad eléctrica desordenada y con múltiples focos de activación. Puede provocar síntomas como palpitaciones, falta de aire, etc, o ser totalmente asintomática. Puede producir embolias (formación de coágulos sanguíneos en el corazón que pueden desprenderse e ir por el torrente sanguíneo hasta que se impactan en un vaso sanguíneo, provocando falta de riego en esa zona). Su tratamiento conlleva controlar la frecuencia cardiaca mediante fármacos, eliminar la arritmia (fármacos o cardioversión), prevenir nuevos episodios (fármacos o ablación) y prevenir la aparición de embolias (antiagregantes o anticoagulantes). La fibrilación auricular es más grave en mujeres, según un estudio de la Universidad de Oxford (Reino Unido). Según esta investigación, es el factor de riesgo más frecuente en caso de ictus, insuficiencia cardiaca o muerte en la mujer, por delante del hombre.
  • Aleteo o flutter auricular. Es similar a la anterior, pero con menor frecuencia cardíaca, alrededor de 150, y se produce por enfermedades cardíacas.
  • Taquicardia paroxística supraventricular. Se caracterizan por ser de inicio y final brusco, suelen ser dar los síntomas acompañantes pero bien toleradas. Son frecuentes en personas con corazones normales. Es la arritmia más frecuente en edad infantil.
  • Ventriculares. Son las que se originan en los ventrículos. Son más frecuentes en pacientes con cardiopatías y más peligrosas que las supraventriculares.
  • Extrasístole ventricular. Un impulso que se origina en algún punto del ventrículo (foco ectópico) y que se adelanta al ritmo habitual, seguido generalmente de una pausa hasta el siguiente latido normal (pausa compensadora). Aunque es más frecuente en personas con cardiopatía, también puede ocurrir en corazones normales. No producen síntomas, pero a veces se percibe esa pausa como molesta, en cuyo caso se puede tratar con medicación.
  • Taquicardia ventricular sostenida. Hay impulsos rápidos con una frecuencia superior a 100 por minuto, sostenidos al menos durante unos 30 segundos. Suelen tener síntomas como palpitaciones, mareos, dolor de pecho y desmayo. Si no desaparece por sí sola es necesario tratamiento mediante fármacos o cardioversión. Tras haberla tratado se prosigue el estudio para descartar enfermedades cardíacas y prevenir su reaparición. Si tras el estudio se muestra que hay mayor riesgo de muerte súbita, se puede implantar un desfibrilador.
  • Fibrilación ventricular. Existe tanta desorganización de los impulsos eléctricos que no se consigue un latido efectivo. Los síntomas son una ausencia de pulso y la pérdida brusca de conocimiento. Si no se actúa a tiempo con cardioversión eléctrica y maniobras de resucitación pulmonar es mortal en pocos minutos. Es frecuente tras un infarto agudo de miocardio, pero si se logra tratar a tiempo tiene muy buen pronóstico con buena recuperación a largo plazo.

¿Qué hace el médico ante una taquicardia?

El médico interrogará sobre posibles síntomas que acompañen a la taquicardia, así como antecedentes familiares y personales de enfermedades o situaciones que permitan orientar la posible causa. Es importante describir adecuadamente los síntomas para ayudar al diagnóstico.

El examen físico incluye medir la frecuencia cardíaca (el número de pulsaciones por minuto), así como el ritmo (si es regular o no) y la tensión arterial. A veces, contar la frecuencia cardíaca por palpación es difícil, por eso el uso de máquinas como el pulsioxímetro –disponible en cualquier servicio de urgencias– puede ayudar a diagnosticarla con mayor precisión.

Mediante la auscultación cardio-respiratoria a través del fonendoscopio se puede notar si el corazón está dilatado (insuficiencia cardíaca), tiene soplos (enfermedades valvulares), o hay sonidos anormales en los pulmones (infección, líquido…). También la inspección del resto del cuerpo puede ayudar a descartar otras enfermedades, como por ejemplo de tiroides (aumento de la zona anterior del cuello, temblores, ojos saltones…).

Es imprescindible en toda taquicardia realizar lo más pronto posible un estudio del ritmo cardíaco, mediante el electrocardiograma. Éste registra de manera continua la actividad eléctrica del corazón, permitiendo detectar posibles arritmias y así clasificar la taquicardia, que será muy útil para establecer el tratamiento posterior.

Hay que tener en cuenta que algunos tipos de taquicardia aparecen y desaparecen de forma relativamente rápida, y a veces un solo electrocardiograma puede dar un resultado normal, especialmente si en ese momento el paciente no nota ya la taquicardia. Si es así, posteriormente el médico puede solicitar un registro electrocardiograma de 24 horas (monitor Holter), mediante un dispositivo portátil que el enfermo lleva consigo durante 24 horas y así aumentar la probabilidad de registrar las taquicardias poco frecuentes.

Otras exploraciones que ayudan al diagnóstico son:

  • Analítica de sangre. Mide el azúcar, sodio, potasio, función renal, hormonas del tiroides, tóxicos…
  • Ecocardiograma. Si hay sospecha de defectos cardíacos, como en el caso de niños con cardiopatías congénitas que afectan a la estructura del corazón.
  • Prueba de esfuerzo (Ergometría). En el caso de que la taquicardia aparezca cuando se realiza un esfuerzo, como en infartos, angina, etc.
  • Otras pruebas. En algunos casos se realizan estudios especiales llamados de «electrofisiología”, mediantes los cuales se inserta un catéter dentro del corazón para recoger información directa de la actividad eléctrica.

¿Cuál es el tratamiento para la taquicardia?

En el caso de que la taquicardia sea mal tolerada (disminución de conciencia, hipotensión arterial, gran dificultad respiratoria, dolor en el pecho…), independientemente de la causa, se administrará suero venoso y registrará de manera continua el ritmo cardíaco y la tensión mediante monitores, administrando oxígeno nasal si es necesario, mientras se traslada a un centro de urgencias para proseguir el estudio y tratamiento específico. En general, el tratamiento adecuado de la taquicardia va a depender de la causa que la esté provocando:

  • Ataque de ansiedad. Reposo, medicamentos ansiolíticos (diazepan, lorazepan…).
  • Fiebre. Antitérmicos (paracetamol, ibuprofeno).
  • Infecciones. Se administrarán antibióticos para combatirla.
  • Pérdida de sangre. Se administrarán líquidos para compensarla y se localizará el punto de sangrado para cerrarlo.
  • Hipertiroidismo. Medicamentos, yodo radioactivo o cirugía.
  • Cardiopatía isquémica (infartos, anginas). Medicamentos (aspirina, nitratos, betabloqueadores…) o cirugía.
  • Enfermedades valvulares. Medicación o en algunos casos cirugía con reemplazo de la válvula afectada.
  • Arritmias cardíacas. Depende del tipo de arritmia se pueden usar varios procedimientos.

Tratamientos para las arritmias

  1. Masaje carotideo. Consiste en presionar durante unos segundos una de las arterias carótidas para frenar la aceleración del ritmo cardíaco.
  2. Fármacos. Antiarrítmicos, digoxina, betabloqueadores, etc.
  3. Cardioversión. Mediante un desfibrilador se aplica un choque eléctrico al corazón a través del tórax para «resincronizarlo” y que vuelva a un ritmo normal y estable, desapareciendo la taquicardia.
  4. Desfibrilador automático implantable. Bajo la piel del hombro se implanta un dispositivo conectado al corazón con electrodos para que monitorice el ritmo cardíaco y aplique una descarga eléctrica en caso de detectar un ritmo rápido peligroso.
  5. Ablación por radiofrecuencia. Se introduce un catéter a través de un vaso sanguíneo hasta el corazón y allí se elimina («quema”) una porción de tejido cardíaco que interfiere con la conducción eléctrica normal.

Cómo prevenir la taquicardia

Además de consejos generales como comer sano, estar dentro de tu peso ideal, hacer ejercicio regulamente o dormir de 7 a 8 horas, ten en cuenta estos consejos:

  1. Mantener el estrés a raya. La ansiedad debilita el corazón. Cuando tienes un episodio de estrés tu cuerpo libera más adrenalina y otras catecolaminas que pueden desencadenar un infarto agudo de miocardio. Busca actividades que te ayuden a soltar la presión y te permitan relajarte. En este artículo te contamos cómo vencer el estrés (y sin meditar).
  2. Dormir del lado izquierdo. Al hacerlo, el drenaje linfático es más fácil y esto hace que el corazón pueda bombear con mayor facilidad. Si no dueles dormir así, un truco para no darte la vuelta, ponte una almohada en tu espalda.
  3. Extrema la higiene dental. La Sociedad Española de Cardiología y la Sociedad Española de Periodoncia señalan de que las enfermedades que afectan a las encías incrementan el riesgo de sufrir un infarto. Esto se debe a que las bacterias que hay en la boca pueden pasar a la sangre.
  4. Limitar el café. No tomes más de 2 tazas al día. En esta cantidad es saludable, más cantidad puede poner a prueba tu corazón.
  5. No te automediques. Hay medicamentos de venta libre, como algunos que se toman para el resfriado o la tos, que pueden alterar el ritmo del corazón. Entre los medicamentos que pueden dar lugar a una taquicardia están la atropina, la dopamina, la buscapina, antiasmáticos como el salbutamol o la teofilina, ciertos anticonceptivos, medicamentos para el tiroides… Por lo tanto siempre hay que tomar los fármacos bajo control médico y comentarle cualquier molestia que notes al hacerlo.
  6. Dejar de fumar. Si todavía lo haces, piensa que tras un año de dejar el hábito el riesgo de sufrir un ataque al corazón es un 50% más bajo. Si lo has intentado y no lo has conseguido o si te lo propones por primera vez, nuestro psicólogo de cabecera, Rafa Santandreu te echa un cable.
  7. Hacerte chequeos regulares. Si has tenido episodios de taquicardia, hazte el seguimiento que te dicte el médico y procura también controlar tu pulso en casa.

Para saber si tus hábitos son correctos y realmente te protegen tenemos un test que te ayudará a saber si cuidas bien de tu corazón.

Cómo controlar los latidos del corazón

  • ¿Cuántos son normales? Solemos tener entre 60 y 80 por min, aunque hasta los 100 se considera normal.
  • ¿Dónde tomar el pulso? En cualquier arteria que pase cerca de la piel, como la carótida (a la altura de la nuez) o en la muñeca.
  • Así se mide. La frecuencia se mide en latidos por minuto pero no cuentes todo el minuto, sino franjas de 10 o 15 segundos y multiplica por 4 o por 6.
  • Ve al médico si… Tu corazón alcanza las 120 pulsaciones por minuto en reposo o son más bajas de 45. Si no sabes cómo calcularlo, te contamos cómo tomarte el pulso.



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