The Ancient Future: Mesoamerican and Andean Timekeeping

Mesoamerica

Plate II
Plate II: Aztec calendar stone. From Antonio de León y Gama, Descripción histórica y cronológica de las dos piedras . . ., 1832.

Se utilizó un calendario de 260 días como almanaque adivinatorio en toda Mesoamérica, que consistía en una estructura interna de veinte nombres de días combinados con trece números de días. Este calendario ritual se utilizó junto con un calendario solar de 365 días, un registro del año estacional e importante para la agricultura. Cuando estos tres sistemas de cálculo se combinan (imagine dientes entrelazados en tres engranajes distintos), producen un ciclo total de 18,980 días con nombres únicos, o cincuenta y dos años.

Tanto los aztecas como los mayas registraron el tiempo mediante la construcción de ciclos, acumulando pequeños ciclos para producir ciclos más grandes. El ciclo de cincuenta y dos años, conocido como la Ronda del Calendario, es útil para registrar acontecimientos recientes y continuos. Debido a que la Ronda del Calendario repite el mismo ciclo cada cincuenta y dos años, no es efectiva para una visión más larga del tiempo. Para crear fechas únicas, los mesoamericanos desarrollaron un tercer sistema de calendario, uno que llamamos la Cuenta Larga. La Cuenta Larga comienza el 12 de agosto de 3114 AEC y cuenta hacia adelante un lugar por cada año.

Andes

Palacio del primer Inca en la isla del Sol
Palacio de el primer Inca en la Isla del Sol en el Lago Titicaca. De Arthur Posnansky, Guía general, 1912.

La adoración al sol fue el aspecto más importante de la religión inca. El Inca mantuvo el tiempo mediante el uso de marcadores solares, incluidas torres de piedra construidas en las cimas de las colinas, así como las características del paisaje en sí. Las torres del sol son descritas por los cronistas como construidas en parejas y se usaron para marcar un bloque de tiempo en el calendario Inca. Marcar los solsticios de verano e invierno era una parte importante de la religión Inca.

El calendario Inca consistía en doce meses lunares, con el año comenzando en diciembre. Durante todo el año, la nobleza y los líderes religiosos celebraban cada mes con rituales públicos especializados y ceremonias elaboradas para marcar las fases del ciclo agrícola. Entre las fiestas más grandes se encontraban las que marcaban los solsticios, la cosecha de maíz y el comienzo de la temporada de lluvias.



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