Más real que Real: La fotografía de Ralph Eugene Meatyard | FAMSF
Las fotografías, un componente omnipresente de la vida contemporánea, sirven como un registro en constante evolución de nuestras vidas y las de nuestros amigos y familiares. Los niños proporcionan una fuente inmediata de inspiración, y muchos padres primerizos adoptan rápidamente el papel de fotógrafos aficionados. Pero pocos se vuelven tan hábiles y comprometidos con el medio como Ralph Eugene Meatyard, cuya inquietante fotografía se presenta en la exposición Ralph Eugene Meatyard: Muñecas y máscaras, que se inaugurará en el de Young este sábado 8 de octubre.
Sin título, aprox. 1960-1962, impresión de gelatina de plata, compra de museo, Fondo John Pritzker, 2011.4.1
Nacido en Normal, Illinois, en 1925, Meatyard tuvo una infancia normal, lo que no señaló el giro artístico que tomaría su edad adulta. Al graduarse de la escuela secundaria, se unió a la Marina y dos años más tarde se hizo aprendiz de óptico. En 1950, abrió su propio consultorio en Lexington, Kentucky, donde él y su esposa establecieron un hogar con sus tres hijos.
En 1950, cuando nació su primer hijo, como muchos padres antes y después de él, Meatyard compró una cámara para documentar su familia en crecimiento. El medio y sus procesos le intrigaron tanto que su trabajo se movió rápidamente más allá del típico retrato familiar o instantánea.
Meatyard dirigió meticulosamente sus evocadores escenarios, buscando fondos interesantes y empleando accesorios sorprendentes, incluso macabros. El padre de Meatyard renovó casas en ruinas, y esta exposición temprana al deterioro arquitectónico seguramente influyó en su atracción por los edificios en ruinas acosados por la invasión inevitable de la naturaleza. Cuidadosamente orquestado hasta el último detalle, Meatyard se aseguró de que sus imágenes llevaran su firma indeleble, declarando en particular: «Nunca haré una fotografía accidental.»
Sin título, aprox. 1962. Impresión de gelatina de plata, compra de museo, Fondo John Pritzker, 2011.4.3
Sería fácil caracterizar las fotografías de Meatyard como góticas del sur o surrealistas, pero su apetito voraz por la literatura y la filosofía, en particular el budismo Zen, sugiere un significado más profundo. Meatyard comunicaba relaciones y emociones ocultando la identidad de sus sujetos detrás de máscaras.
Ambrose Bierce, 1964. Estampado de gelatina de plata. Cortesía de la Galería Fraenkel.
Centrándose en la infancia y las relaciones familiares, el fotógrafo buscó revelar la realidad emocional de las experiencias universales libres de la individualidad de sus sujetos. Por esta razón, Meatyard caracterizó su trabajo como «más real que real.»
Rara vez visto y relativamente desconocido, este fotógrafo generó un cuerpo de trabajo resonante creado con un ojo singular. ¡No te pierdas esta rara oportunidad de entrar en el extraño y maravilloso mundo de Ralph Eugene Meatyard!